Guía e-Legales
Los menores han incorporado en su vida cotidiana las nuevas tecnologías encontrándose de pronto, a golpe de click, en disposición de cometer acciones ilícitas con serias consecuencias para terceros, desde su habitación, desde un ciber… ¿Podíamos pensar hace 10 años que en 5 minutos un chico de 13 años pudiera cometer, por ejemplo, un delito contra la intimidad y el honor de otra persona? Rara vez, pero eso ahora puede ocurrir con miles de adolescentes en cualquier lugar de nuestro país.
En ocasiones desconocen que lo que hacen pueda ser penado por la Ley. En otras, ignoran o minimizan las consecuencias que puede suponer. Si bien es competencia de las Fuerzas de Seguridad perseguir estos delitos y de los Jueces dictar sentencia, somos los adultos que formamos el resto de la sociedad los encargados de informar y educar sobre esto a las nuevas generaciones. Ocurre, y esto es claro, que no estamos preparados para ello.
Son dos las principales razones:
- La barrera tecnológica, que nos impide conocer muchos de los aspectos implicados en este tipo de sucesos. No somos capaces de comprenderlos e incluso desconocemos el significado de algunos términos.
- La dificultad para identificar y calificar nuevas situaciones en el de por sí complejo contexto legal, máxime si además tienen que ver con cuestiones respecto a las cuales siquiera hay criterios legales claros
Así pues, tenemos una generación de adolescentes utilizando cada día herramientas de esta nueva era con las cuales pueden hacer daño a terceros y a sí mismos, sin que nadie las haya advertido debidamente del verdadero alcance de algunos actos y sus consecuencias para los demás y para ellos mismos.
Esta situación, además, tiende a agravarse por cuanto la Red sigue proporcionando un sustrato propicio para quienes, de forma consciente o no, realizan conductas impropias:
- la sensación de anonimato (“no pueden saber que soy yo”)
- la sensación de impunidad (“mucha otra gente lo hace y no parece que les ocurra nada”)
- los contenidos de carácter audiovisual son cada vez más fáciles y cómodos de crear, transmitir y publicar (ya se pueden subir desde el móvil sin pasar siquiera por el ordenador)
- las redes sociales, que proliferan en número y en adeptos, son abundantes en datos y material gráfico, y es inviable supervisar las actividades de los usuarios online
- las herramientas o utilidades de tipo hacking se sofistican y están muy al alcance de los internautas
- nuevas formas de delito aparecen constantemente y se expanden con gran celeridad, antes de que se hayan podido tomar medidas contra las mismas
- las nuevas posibilidades de la Web 2.0, que hacen del internauta un protagonista cada vez más activo en la creación de contenidos de todo tipo
Así pues, esta guía es una herramienta que trata de disminuir los casos en los que los menores desarrollan actuaciones ilícitas usando Internet (muchas de ellas relacionadas con el ciberbullying) por medio de la sensibilización y la información.
Objetivo general de la guía
Ampliar el conocimiento en relación con los usos ilegales de las tecnologías (en especial Internet) y la percepción de consecuencias y responsabilidad respecto de los mismos.
Objetivos específicos
- Informar sobre las conductas más comunes que se encuentran al margen de la ley en relación con Internet (y también la telefonía móvil).
- Aportar conceptos generales sobre la ley y sus mecanismos de sanción, en especial cuando existen menores de edad.
- Proporcionar pautas básicas para la protección frente a acciones ilícitas así como protocolos de actuación en caso de incidencia.
Destinatarios
Alumnado de secundaria (12 a 16 años) así como los adultos responsables (padres, madres y docentes).
Características
Presentación
- Lenguaje directo, sencillo y adecuado al público adolescente.
- Párrafos cortos y conceptos segmentados.
- Enfoque práctico basado en casos concretos (aunque no reales)
Esta guía no pretende ser un completo manual, sino una aproximación cierta como introducción al tema, con énfasis en las cuestiones más comunes.
Por otro lado, la información tampoco pretende incriminar a quienes realizan estas acciones de forma directa sino que el mensaje parece dirigirse también en ocasiones a las víctimas, aludiendo a la responsabilidad de quienes lo hacen.